quí te explicamos cómo hacer un asado exitoso. En todo el mundo los asados al aire libre despiertan distintas emociones positivas en los invitados, pero en Chile, estas emociones se convierten en un fanatismo cultural en especial los fines de semana.
Pero este fanatismo al asado no hace a todos los aficionados igualmente esmerados en esta pasión.
A diferencia de los comensales, en un asado campestre, quienes acostumbrados y sin alterarse a la espera de las brasas y además a esperar otro tanto por la carnes que se asen lentamente, el parrillero mas urbano no goza de esa paciencia donde directamente del carbón a las brasas, las que se apuran con sopladores o secadores de pelo para que aparezcan cuanto antes esa leve ceniza blanquecina que cubre a las brasas y que autoriza colocar las carnes sobre la parrilla y puedan sacar su trozo cuanto antes.
Por mientras, los invitados miran de reojo, manteniendo conversaciones banales donde las mujeres critican a la amiga que no veía hace algún tiempo con aire distraída, y todos vueltos locos con el aroma del asado. Los más puntudos se aproximan e inspeccionan con aire de entendidos, sugieren algunos cambios con la finalidad de tomar el cuchillo y dar el corte para probar el punto de la carne. – niños de pecho donde sus intenciones reales saltan a la vista la que es de obtener un trozo para saciar esas ganas de probar ya que están muertos de hambre – pero se encuentran con la mejor mandada a la punta del cerro del día por parte del parrillero alfa, aunque sean grandes amigos. Esta dinámica apresurada, más evidente en las ciudades que en el campo, termina incidiendo negativamente en la calidad del asado y además entorpece disfrutar de este momento tan único.
La calidad de un buen asado depende fundamentalmente del buen anfitrión que es el parrillero y de su capacidad de planificar, seleccionar, preparar y asar adecuadamente cada corte.
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